“HOY ME HE ACERCADO A ESTA TIERRA”




¡ Oh ! Infinito y grandioso mundo mío,
que en mi juventud
no me importabas tanto,
me mostraba indiferente y frío,
nunca me interesó,
ni tu angustia ni tu encanto,
mas hoy por ti, como un desafío,
adecuadas palabras voy buscando.




¡Ay! Mundo mío,
que un día para siempre, así tal vez,
como durmiendo y sin dolor,
dulcemente te dejaré,
mas hoy,
dejo atrás todo este gentío,
pues aunque es agradable sentirlo,
hoy necesito por un momento,
apartarme de el;




porque ahora,
viejo mundo,
quiero dejar de mirarte
como una extraña lejanía,
y encontrarme a solas contigo,
no quiero dejar de admirarte,
y busco tu agradable cercanía,
para ser tu más sincero testigo.




¡Ay! Mundo mío,
van pasando las horas perennes del tiempo,
y yo como otros,
veo tu júbilo,
pero también tu entristecimiento;




en más de un sueño,
he ilusionado incansable,
el fin de tu infelicidad,
pero siento que es inevitable,
hablar de esta triste verdad;




que unos trabajan duro
para que otros no sufran,
otros sufren
para que unos disfruten de la vida,
y unos mueren sin razón …,
para que otros vivan,
y así, así cada día,
la felicidad de algunos
es tristeza para otros,
y lo que son placeres para unos,
para otros son tristes sollozos.




Y quién seguirá dándole un arma a ese niño,
para seguir matándole su libertad,
y quién otra vez con un cuchillo,
partirá en dos el corazón
del que quiere vivir y amar;




y quiénes conseguirán redimir,
a esas personas que no pueden vivir en paz,
porque hay quien no sabe vivir,
sin sentirse héroe de una lucha ineficaz;




y quiénes al fin,
podrán impedir,
el triste llanto
del sentimiento y el decoro,
de la miseria y el abandono;




y mañana quién otra vez,
intentará adueñarse con su potestad,
adueñarse de los derechos,
de los sueños y los deseos,
de algunas personas
que sólo quieren vivir entre la sociedad.




¡Oh! Infinito y grandioso mundo mío,
que ayer me mostraba indiferente y frío,
hoy dejo de mirarte como una extraña lejanía,
y busco tu agradable compañía,
para ser tu más sincero testigo.




Hoy me he acercado a esta tierra,
a mi tierra, a tu tierra, a nuestra tierra,
si no a trabajarla con mis manos,
sí a observarla con mi mirada y con el corazón,
sí a conocer a los que dicen ser mis hermanos,
y entregarme en cuerpo y alma, hasta perder la razón.




Pero quién intentará otra vez ,
que el alba no nos bese en nuestros ojos
y en nuestra piel.
Que Dios nos salve a todos, de toda …,
de toda injusta ley.




Hoy me he acercado a esta tierra.
A mi tierra, a tu tierra...
A nuestra tierra.


******
©Vicente V. Solera

3 comentarios:

Esther dijo...

Por poesías como esta, todas tan buenas.. hoy tienes un regalo en mi blog.Besos

Silvia_D dijo...

Precioso este blog, niño y más tus poesías llenas de sensibilidad, gracias por compartirlas.

Besos, amigo y feliz fin de semana

Mar dijo...

Ya echaba de menos leer estas maravillas!!!

Genial!!!!

Besitosssssssss