A tus pies, frente a tus ojos,
cabizbajo a merced de tu voluntad,
con el corazón arrepentido, me confieso,
apártame de ésta oscuridad,
he prendido la luz de la esperanza y,
te confieso todo lo que he sufrido,
desamparado estoy, ayúdame, necesito respirar,
quiero que en mí,
empiece a rayar, la luz de la razón,
sin tu luz, lo sé,
no puedo caminar,
y siento un vacío en el corazón.
Por caminos corruptos e impuros,
vagué, sin saber por qué,
y confieso que sin ti, viví mis días más duros,
¿ pero sólo por mi culpa ? ¡ no lo sé !
He manchado mis manos de sangre y aún no sé por qué,
el mismo infierno conocí,
todo lo que tenía lo perdí.
Perdí mi dignidad,
mis valores humanos perdí,
y perdí también, mi libertad,
sin pensar ..., sin pensar en ti.
Quemé los mejores años de mi vida,
hasta que te encontré, mucho tiempo caminé así,
dejé de amar todo lo que más quería,
todo lo perdí ...,
todo ..., así, sin ti ...
Hoy, llamo a las puertas de tu morada,
y prendo fuego a todo lo que fue,
pido amparo, abrazado a tu alma inmaculada,
y prendo la llama concebida por la fe.
¡ Ayúdame. !
Esta noche, es luna llena de amor,
cielo lleno de estrellas, matando el orgullo y la sinrazón.
¡ Alma blanca ! Más odio ... ¡ No !
Eres la sombra de mis huellas,
una nube con alas blancas, hoy, me lleva hacía ti,
estrellas en el firmamento,
tus ojos brillan en el cielo,
tráeme a casa, tu alma y tráeme tu corazón,
quiero que en mí, empiece a rayar, la luz de la razón.
Mañana no sé dónde estaré,
pero tú siempre sabrás dónde encontrarme.
Seguramente, mañana por algo, otra vez pecaré,
y sólo puedo pedirte, que puedas perdonarme.
Cuando me abandona la pasión,
y siento que la vida es un poco absurda.
Cuando se apodera de mi la desilusión,
y el mañana, como un diablo, viene hacerme burla ...
Llamo a las puertas de tu morada,
busco amparo en tu alma inmaculada,
busco en tus cielos,
quiero recuperar parte de lo que tenía ...,
y recuperar, parte de lo que más quería.
¡ Ayúdame !
Prendí fuego a todo lo que fue,
y prendí la llama concebida por la fe,
tráeme a casa, tu luz, tu alma y tráeme tu corazón.
Quiero que en mí, empiece a rayar, la luz de la razón.
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(c) Vicente V. Solera.